"Hay que salvar al planeta y no a este sistema económico."
Por Eduardo Lucita (La Arena)
"Mientras líderes y especialistas de todo el mundo iban a la cita de la ONU para tratar las consecuencias del cambio climático, miles de manifestantes proclamaban en las calles de Copenhague "No a los gases contaminantes, si a la vida", o "No hay planeta "B".
La reacción de esos manifestantes la mayoría jóvenes provenientes de distintas latitudes, que fueron reprimidos, encarcelados y aún deportados en estos días de la Cumbre, no debe desestimarse. Obedece a la convicción que el planeta esta jugando en tiempo de descuento.
Es que el cambio climático es ya una realidad inocultable. Los informes científicos dan cuenta que en el siglo XX la temperatura promedio de la superficie de la tierra aumentó 0,6 grados centígrados, el nivel del mar subió entre diez y veinte centímetros y los glaciares muestran un pronunciado retroceso.
La tierra misma se ha rebelado. Las catástrofes naturales de los últimos tiempos, el tsunami en la costa asiática; los terremotos en Cachemira o los tornados en el Caribe y en el sur de los EE.UU, las inundaciones en América del Sur, han mostrado una capacidad destructiva que registra pocos antecedentes. Constituyen una verdadera insurrección de la naturaleza contra un sistema económico que maximiza ganancias sin considerar sus efectos sobre el hábitat natural y sus necesarios equilibrios.
Calentamiento global
Para los científicos el fenómeno que estamos atravesando es un cambio estructural provocado por un fuerte desequilibrio global del sistema climático. Es que el aumento en la temperatura promedio de la superficie terrestre ha alcanzado niveles sin precedentes y este aumento está fuertemente relacionado con otro: el incremento de carbono en la atmósfera, bajo la forma de gas carbónico y gas metano, cuya importancia en el efecto invernadero está científicamente comprobada.
Es que la exacerbación de la sociedad de consumo y los sistemas productivos actuales hacen que se bombardee la atmósfera con un volumen de gas que casi duplica la capacidad de absorción natural. El excedente se acumula, provocando el aumento del efecto invernadero y por consiguiente de la temperatura. Esta acumulación tiende a aumentar con el calentamiento.
Aceleramiento del cambio
Es el calentamiento del planeta, producto de la actividad humana, la fuerza motriz del cambio climático estructural. Las alteraciones climáticas y su aceleración, especialmente desde la década de los '90, obedece a actividades económicas que incrementan las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero; deforestaciones; uso intensivo de campos para cultivo; drenaje de humedales; uso de fertilizantes especiales a base de nitratos; ciertos procesos industriales. Sin embargo no se trata de estigmatizar a la "actividad humana" en general, como suelen hacer los informes del GIEEC, sino responsabilizar a las formas que adquirió esta actividad desde la revolución industrial en adelante. Sobre todo la quema de combustibles fósiles y las deforestaciones.
Según el GIEEC, la estabilización del clima a nivel lo menos peligroso posible requiere que las emisiones de gases con efecto invernadero terminen antes de 2015 y disminuyan de 50 a 85% de aquí al año 2050, en relación con el 2000. El grupo diferencia los países imperialistas de los menos desarrollados. Estima que los primeros en virtud de su responsabilidad en el calentamiento global deben reducir sus emisiones de 25 a 40% de aquí al 2020 y de 80 a 95% de aquí al 2050, tomando como referencia base las emisiones de 1990, en tanto que la curva de emisiones de los segundos debe bajar de 15 a 30%.
La Cumbre de la ONU
Cuando la cumbre, que inició el 7 de este mes, fue convocada despertó innumerables expectativas. La discusión previa estaba centrada en reducir las emisiones para no superar un incremento de 2 grados centígrados en la temperatura global, pero un grupo de 43 países, las llamadas islas/Estado, que albergan unos 40 millones de personas, han planteado que no se puede superar 1,5 grados porque corren el riesgo de desparecer en los próximos 20 años.
A poco de comenzar las negociaciones las esperanzas en alcanzar una serie de compromisos, firmado por los 192 países presentes, especialmente EE.UU. y China los mayores contaminadores, se han desvanecido. Los grandes países del norte se niegan a firmar un documento que cuantifique las metas a alcanzar y no reconocen su deuda histórica con los países del sur. EE.UU. no quiere comprometerse con una reducción sustancial de sus emisiones, China no acepta que las reducciones que se acuerden resulten obligatorias y controladas por un organismo internacional. Por si algo faltara se discute quien pondrá los fondos para financiar la reconversión de los procesos productivos en los países menos desarrollados
Frente esta inflexibilidad los países de menor desarrollo han amenazado con abandonar la cumbre. Al momento de redactar este artículo las negociaciones están suspendidas y el resultado final es incierto. Sin embargo se espera que el encuentro de hoy viernes entre el presidente estadounidense y el primer ministro chino deje algún saldo positivo. Aunque como dijo el presidente Hugo Chávez al llegar a la cumbre: "Si el clima fuera un banco ya lo hubieran rescatado".
El modelo contaminante
De todas formas no puede esperarse ninguna solución de fondo. El problema radica en el modelo industrial, en el agro-negocio, en la sociedad de consumo. En última instancia en el sistema capitalista como tal, en la lógica de la acumulación de capitales y en los criterios productivistas impulsados principalmente por las corporaciones, para mantener y maximizar sus tasas de ganancia. Porque técnicamente las fuentes renovables disponibles permitirían satisfacer las necesidades futuras de la humanidad. Se lograría así una importante disminución del consumo de energía (50% o más en los países desarrollados), esto requeriría una baja significativa de la producción material, con lo que se lograría una reducción estructural de las emisiones, que debiera complementarse con la protección de los bosques existentes, ya que la deforestación es la segunda causa de emisión de gas de efecto invernadero.
Salvar al planeta y a la vida puede sintetizarse, según el especialista Daniel Tanuro, en la siguiente ecuación: "hay que producir globalmente menos, al tiempo que se atienden las demandas legítimas de tres mil millones de seres humanos que tienen muchas necesidades fundamentales insatisfechas".
Ecosocialismo
El filósofo Michael Löwy explica que "cuando el tema es ecología y socialismo, lo primero a considerar es hasta qué punto la razón capitalista está llevando a nuestro pequeño planeta -y a los seres vivos que lo habitan- a una situación catastrófica desde el punto de vista del medio ambiente, de las condiciones de supervivencia de la vida humana y de la vida en general". El presidente Evo Morales fue más directo: "Si queremos salvar al planeta hay que acabar con el capitalismo".
La cuestión es que el sistema del capital no puede resolver esta ecuación pues es estructuralmente incapaz de reducir la producción material global al tiempo que produce más para atender las necesidades aún no atendidas. Para Tanuro, "combinar el legítimo derecho al desarrollo humano y la puesta en marcha de un programa de transición mundial planificado, democrático y racional hacia un sistema energético ahorrativo y eficiente, basado exclusivamente en fuentes renovables, independientemente de los costos, sólo es posible si se recurre a medidas anticapitalistas radicales".
Es lo que se conoce bajo el nuevo concepto de ecosocialismo. "Expresión concentrada del combate común contra la explotación del trabajo humano y contra la destrucción de los recursos naturales por el capitalismo: el ecosocialismo no procede de una visión idealista y quimérica sobre la "armonía" a establecer entre la humanidad y la naturaleza, sino de la necesidad materialista de gestionar los intercambios de materia entre la sociedad y el medioambiente según la razón ecológica, es decir, del modo más compatible posible con el buen funcionamiento de los ecosistemas".
Convendría retener estos conceptos, si tomamos conciencia que el futuro de la humanidad está en duda."
Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
Publicado em ARGENPRESS. 18/12/2009
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